Albondón ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar tanto de montaña como de playa, se encuentra a tan solo 20 minutos de la costa y esta a una altitud de 895 msnm.

Rodeado de parajes naturales muy bellos invitan a que el visitante entre en contacto con la naturaleza y practique dos de los deportes más deseados para desconectar como son la escalada y el senderismo.

Gusta perderse y pasear por sus calles y callejuelas para admirar sus blancas casas.

La gastronomía otro punto fuerte de este municipio está basada en productos de la tierra, como las migas, el cocido, el famoso “plato alpujarreño”, compuesto de patatas a lo pobre, huevos, pimientos, longaniza y morcilla, no podemos olvidar su repostería muy variada como los soplillos hechos a base de almendras tostadas, huevos, azúcar y miel, los buñuelos y roscos fritos.

Destacan también sus embutidos derivados del cerdo como el jamón, salchichón, longaniza y morcilla; también los higos, almendras y uvas.

Las fiestas de su patrón San Luís Rey de Francia, se celebran entre los días 24 al 26 de agosto, durante las mismas tiene lugar la representación de moros y cristianos con romances transmitidos de padres a hijos. Además en el mes de Mayo se celebra la festividad de San Isidro.

 

Carlos Cano canta al Vino de Albondón

Pulsa aquí para ver letra...................................

   

Cortijos y tesoros

Cuenta Albondón con un centenar de cortijos y cortijadas en su término municipal. Una población muy dispersa que hace 40 años era mucho mayor, de tal modo que los niños y niñas acudían a la escuela más cercana situada en las cortijadas de Los Puñaleros, Los Carrillos, Los Cózares, Los Huecos y Los Vargas, último colegio cerrado en 1993. La gran mayoría de los cortijos llevan el nombre de las familias que los habitaron y cuyo origen se pierde en el tiempo: Ruices, Santiagos, Peinados, Ortices, Martos… Otros en cambios tienen nombres curiosos como la Hoya del muerto o Animicas, tierra repleta de misteriosas leyendas árabes que hablan de orzas repletas de oro y de joyas enterradas por los moriscos en las numerosas cavidades existentes como la cueva de los Quebraderos, en el barranco de Tarifa. Allí varios vecinos aseguran haber visto pasar a gente de aspecto árabe con antiguos mapas en busca de los tesoros sus antepasados…